21 de abril de 2020

Que si no cariño en las copas vacías y llenas


Mientras el matecocido con galletitas que comparto conmigo mismo se va de despareciendo en la cera de la vela de las 23 hs, revuelco las resoluciones a conflictos pasado, pasados en contemporaneidad que resuenan a sueños locos, donde quizás ves a una muerta pero que no habla, cómo hoy, muerta que sólo camina y ve, brilla en un blanco luminoso su largo cabello arreglado, suéter fucsia, piernas de mujer en jean en un día soleado en la puerta de casa, la recuerdo sonriente, otra mujer en otro sueño es una amiga con un nuevo teléfono que me muestra algo y sonrie, se arrima a mi y dice que no lo tengo, ni lo doy,  ni lo recibo, eso me desanima muchísimo y cuando pienso detrás de  lo que quiero, lo que necesito  y lo que puedo darme a la lejanía suena un color, pero parece demasiado tarde alcanzarla en cualquier otro momento que no sea ahora, porque ella me da la mano y hay tanta buena onda que me besa y me abraza y yo la encaro y es una buena idea, aunque yo se lo prometo a ella, luego cambia su cuerpo de rostro y estamos en otro lugar, es una casa y es la propia, donde en el colchon es de noche 3 am  o más tarde, abro una pelicula en la compu desde la cama, y en la pantalla cuando se abre el reproductor de video se escapan como fantasmas con un grito, una película así, en una hora así nos asustó, y ella fue al baño pero primero dijo que tenía miedo, que la acompañe al living mientras iba, entonces fui y me acerqué a la ventana que en el marco estaba la gata,  y al mirar en el techo de abajo un perro grande me advierte y se escapa, cierro la ventana y dejo la gata adentro, prendo la luz del living y ella sale del baño, hermosa, con otro rostro, me pregunta que qué era lo que le quería decir el otro día, que tenía llamadas perdidas mias, me puse nervioso y le dije que después le contaba, que si quería tomar un té de manzanilla, asique puse la pava, mientras la cargaba con agua veo por la ventana que da a la calle, que habían venido personas a verme, estaban esperando en la puerta de casa, abajo, entonces bajé al toque para recibirles, los cosos de a lao  que habitan ahora  estaban como de fiesta, era finde semana, y mis gente conocida que había venido, habían coincidido de casualidad, justo habían venido la misma noche, amigos y amigas, mi hermana que había venido en bicicleta, gente que no veía hace muchísimo tiempo, y sobretodo estaba ella, saludable y con una campera de cuero negra, estaba divertida, anciana loca diáfana querida, "pero vos no estabas muerta?" le pregunté, pero ella tampoco hablaba, otra muerta que tampoco habla,  sólo sonreía y miraba, ahora había más familia que había venido, la abracé a la abuelita recibéndola, y entonces todas las personas ahí la abrazamos.

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