Un delear de droga que pulula por el mismo bar todos los días hace una
venta grosa y junta una buena moneda, le
vende lo últimos gramos a Miguel y Daniel, viejos amigos de la farra querida,
adiós muchachos y se perfila para los trenes, haciendo combinaciones desde
temprano, yendo hacia Adela, van siendo 8 horas de viaje desde que salió de su
casa y todavía faltan 8 horas más, de
las cuales el tren cortó su recorrido 3 horas antes en un pueblo anterior de
camino a Adela llamado Saga de las flores, donde este tipo irremediablemente
tuvo que bajar, siendo el único pasajero abordo, se le explicó amablemente que
hubo un problema en el camino y que se tendría que demorar el tren ahí por una
semana y que vaya a alquilar algo en el único hotel del pueblo, que quizás por
lo sucedido le harían precio a su estancia en Saga.
Qué tanta mala suerte hay que tener para que quedes varado en un pueblo
desconocido donde habita un ser siniestro despreciable que está activo en
atrocidades locales y degeneraciones y que por esas circustancias arbitrarias
del universo tiene el mismo rostro simil al tuyo, esto es lo que le sucedió a
este pobre tipo, porque en cuánto empezó a caminar por le pueblo en busca del
hotel, la gentó se fue avivando de la facha de este hombre que venía de la
estación y lo reconocían, fue cuestión de minutos que una urbe comenzara a
amedentrar a este chabon que acababa de llegar de Buenos Aires a un pueblo
donde nunca había estado en su vida, en otra provincia incluso, tuvo que salir
corriendo por su vida porque se estaba poniendo picante el encare por parte de
los pueblerinos y así llegó a lo que parecía ser una granja donde se resguardo
hasta la mañana.
Esa primera noche soñó que dormía en su cama en su casa de Caballito con
8 perlas encima de su pecho y que unas manos llenas de tierra se extendían
desde abajo de la cama para arrebatarle las perlas suyas y el se agitaba y casi
se ahoga y hubo un grito y ese fue su
despertar aquél día.
No pasó mucho tiempo que tuvo que volver a salir y caminar por aquel
pueblo y fue cosechando un desprecio y una persecusión constante en cada
esquina que pasaba, todos lo insultaban, lo querían ver muerto, se decían cosas
horribles que había hecho y se las encaraba, se escondió con sus cosas, su
mochila, su pasaje a Adela, y la mejor comida que pudo cirujear en ese
contexto, todo el aledaño de ahí le tiraba mierda en su rostro, todos los días,
todo el día, pero así como había tanta
gente que lo odiaba por lo que había hecho había otra tanta que le temía por
eso mismo, y así fue resolviendo sus circustancialidades probando personaje por
lo que había escuchado era un tipo jodido con el que lo confundían, así que
pudo refugiarse en mejores lugares a
fuerza de temor que generaba, hasta que un día se olvidó de quién había sido
cuando llegó, se miró asi mismo en el reflejo de una pava una mañana calentando
para el termo, se vió desfigurado y llenó de culpa, se entregó públicamente arrepentido por todo lo hecho
declarandose culpable antes todos y una urbe más salvaje aún lo deboró en fuego
y espadas, olor a pólvora y gritos y victoria popular.
En todo caso que se pregunten que pasó con el boleto a Adela, fue a
parar a la mano de un oriundo de Saga de las flores que abordó el tren ese día
mismo, un pueblerino muy parecido físicmaente al delear que vino de Buenos
Aires linchado horas atrás hasta quedar empalado en la plaza del pueblo
recibiendo veneno popular escupido por haber sido confundido con alguien más.
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