21 de abril de 2020

Saga de las flores


Un delear de droga que pulula por el mismo bar todos los días hace una venta grosa y junta una buena moneda,  le vende lo últimos gramos a Miguel y Daniel, viejos amigos de la farra querida, adiós muchachos y se perfila para los trenes, haciendo combinaciones desde temprano, yendo hacia Adela, van siendo 8 horas de viaje desde que salió de su casa y todavía faltan 8 horas más,  de las cuales el tren cortó su recorrido 3 horas antes en un pueblo anterior de camino a Adela llamado Saga de las flores, donde este tipo irremediablemente tuvo que bajar, siendo el único pasajero abordo, se le explicó amablemente que hubo un problema en el camino y que se tendría que demorar el tren ahí por una semana y que vaya a alquilar algo en el único hotel del pueblo, que quizás por lo sucedido le harían precio a su estancia en Saga.
Qué tanta mala suerte hay que tener para que quedes varado en un pueblo desconocido donde habita un ser siniestro despreciable que está activo en atrocidades locales y degeneraciones y que por esas circustancias arbitrarias del universo tiene el mismo rostro simil al tuyo, esto es lo que le sucedió a este pobre tipo, porque en cuánto empezó a caminar por le pueblo en busca del hotel, la gentó se fue avivando de la facha de este hombre que venía de la estación y lo reconocían, fue cuestión de minutos que una urbe comenzara a amedentrar a este chabon que acababa de llegar de Buenos Aires a un pueblo donde nunca había estado en su vida, en otra provincia incluso, tuvo que salir corriendo por su vida porque se estaba poniendo picante el encare por parte de los pueblerinos y así llegó a lo que parecía ser una granja donde se resguardo hasta la mañana.
Esa primera noche soñó que dormía en su cama en su casa de Caballito con 8 perlas encima de su pecho y que unas manos llenas de tierra se extendían desde abajo de la cama para arrebatarle las perlas suyas y el se agitaba y casi se ahoga y hubo un grito y  ese fue su despertar aquél día.
No pasó mucho tiempo que tuvo que volver a salir y caminar por aquel pueblo y fue cosechando un desprecio y una persecusión constante en cada esquina que pasaba, todos lo insultaban, lo querían ver muerto, se decían cosas horribles que había hecho y se las encaraba, se escondió con sus cosas, su mochila, su pasaje a Adela, y la mejor comida que pudo cirujear en ese contexto, todo el aledaño de ahí le tiraba mierda en su rostro, todos los días, todo el día,  pero así como había tanta gente que lo odiaba por lo que había hecho había otra tanta que le temía por eso mismo, y así fue resolviendo sus circustancialidades probando personaje por lo que había escuchado era un tipo jodido con el que lo confundían, así que pudo refugiarse en mejores lugares  a fuerza de temor que generaba, hasta que un día se olvidó de quién había sido cuando llegó, se miró asi mismo en el reflejo de una pava una mañana calentando para el termo, se vió desfigurado y llenó de culpa, se entregó  públicamente arrepentido por todo lo hecho declarandose culpable antes todos y una urbe más salvaje aún lo deboró en fuego y espadas, olor a pólvora y gritos y victoria popular.
En todo caso que se pregunten que pasó con el boleto a Adela, fue a parar a la mano de un oriundo de Saga de las flores que abordó el tren ese día mismo, un pueblerino muy parecido físicmaente al delear que vino de Buenos Aires linchado horas atrás hasta quedar empalado en la plaza del pueblo recibiendo veneno popular escupido por haber sido confundido con alguien más.


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