Me irritaba derretido de la infección de muela, asi como con el estómago vacío y los ánimos por el piso de verter mi misma escencia en las repetición constante del fracaso social, del fracaso individual de tipo resuelto, en qué habrán quedado mis voluntades amadas, de esas que no pueden conformar, que no llegan a conformarme en el gozo ajeno de hacer lo que si, pero ya hablé sobre que no doy de mi, en esta realidad que conformé, desaprender clave el chip de ser así a despertar de ese sueño integramente vibracional que se adecúa a la frecuencia emanada, hoy sé menos que antes porque hay más bruma y el reflejo del brillaceo ayer luce clarificado con la revisión de este óxido de ver que no va a flote todos esos monos emebebidos de pulcros mates forros de yerba lavada y emputecidos dichos a hechos desganados de la burla empátiquisima como resultado de una experiencia de poco más de nueve mil días en este entorno que en parte a dado lugar a estos demonios los cuales nutrí de ávidas vivezas, entre viejos discos de jazz y tango desdibujado con el ventanal cubierto de cortinas para tapar al sol y no sentir la culpa de las horas puertas, donde con un destornillador revuelvo la mierda de aquellos actos que me hacen y la devolución ánimica a la ineptitud holgazana desdeñida por cristales de ignorancia y rupturas de marcas y cenizas de antiguos fuegos fuegaceos y la ansiedad de ese trote de los días, me pone en una, aún más incertidumbre y miedo, miedo, miedo, ,miedo, bronca de saber que aún la advertencia, vería el eclipse, para palpar en la lejanía, el abismo, aún que cuando se corra, se queme la suerte en mi iris.