Del otro lado tenemos a Verónica escuchando Peperina anotando,
suponiendo, organizando, especulando la rutina para los días siguientes que
dejar marcada en notas que releer por la mañana en la heladera, es jueves y es
la hora de sacar la basura, Verónica
vive sola porque se la banca, está en un buen momento profesional después de
haber remado tanto y por tanto, ella enamorada de si misma y revalorizada por
sus conquistas últimas, está plena y tranquila en un vaivén de días ciertos,
pero la suerte en cambio es incierta, en la hora de sacar la basura, Verónica
bajó por el ascensor con tanta suerte que en ese momento se daba una cojunción
cósmica muy peculiar, en que los planetas rigentes de este plano en que
habitamos usualmente coincidían en un simbólico enfoque de alineación con la
estrella escarlata de Antares, la luna pasando por la constelación de escorpio
en la casa 8 dió lugar a un suceso fantástico que duró 33 minutos y que se dió
justo en el momento en que Verónica bajaba por el ascensor, que no fue hasta la
planta baja sino que descendió hasta un subsuelo, que no fuera el típico
subsuelo del edificio donde ella vivía hace año y medio, este subsuelo para su
asombro era una caverna oscura llena de bruma y cuando tocó el suelo se rescató
de que el piso estaba lleno de agua, y
lo que pudo reconocer como vidrios cortados, estalctitas índigo de minerales
extraños colgaban del techo, Verónica no tuvo miedo sino que algo la atraía esa
oscuridad profunda y así se mandó en ella, de la misma manera que responden las
cosas en la tierra a la atracción de la gravedad de la luna y de cuerpos
mayores, como esta vez brillaba antares en esa fantástica conjunción
particular, Verónica empezaba a tocar el
agua que subía de nivel y ella empezaba a desnudarse como movida por deidades,
reconocía su cuerpo blanco en el reflejo que ahora se podía ver en el agua que
era un lago alumbrada por la luna, se sentía exitada y caliente así que se tiró
de cabeza, y se sumergió en la profundidad de la caverna que daba a un
lago negro iluminado por esa luna tan
loca y otros planetas que se veían orbitando la noche profunda en la que se
había sumergido su alma y su cuerpo ahora mojado, desnudo, caliente, se
levantaba en las aguas y dos escorpiones colgaban ahora de sus pezones y abrió la boca y sacó una llave de su boca,
que pareciera haber estado aguardando ahí por mucho tiempo, los ojos de
Verónica eran una pupilas desmedidamente oscuras que solo lucían intensidad dentro
de si misma, y empezó a cantar una canción primitiva y bailar tan en ella
misma, y reconoció a los planetas que ahí estaban orbitando el cielo, y sintió
que los conocía bien, depronto hubo fuego celeste en algun lugar y fueguos
fatuos la rodearon y vió al cerrar los ojos a antares inmensa irresoluta bebida
en abismal fuerzas negras del cosmos ardiendo en su propio pecho, donde pasado
futuro y presente en un mismo trazo con la misma forma que habría soñado
prematuramente en el macrocosmo del vientre materno, todo esto culminó en un
silencio de 3 minutos, entonces irremediablemente los planetas siguieron
girando, y todo fue en reversa, ahora los planetas se alejaban, el agua se
secaba, se achicaban los espacios, las
estalctitas disueltas, la ropa volvía a figurarse en Verónica que estaba con la
mirada al horizonte, los vidrios del suelo se marchaban, ella volvería a sacar la basura en la boca del ascensor antes
de subir, los escorpiones que estaban en sus pezones perfilaron para esquinas
distintas, fueron lo último en desaparecer de aquella caverna oscura que se
había proyectado en ese subsuelo de ese edificios aquella noche, subió y sacó
la basura como en un modo automático, en silencio, reteniendo lo que había
vivído, y subió por el mismo ascensor hasta el piso 8, apartamento B, su casa
parecía ahora más pequeña, fue directo a su dormitorio y se tiro en la cama a
ver el techo y saco de su pecho la llave, la observó y comprendió la clave
dada.
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